En este caso no aplica lo de dejar la puerta abierta
Mar 31, 2025Tampoco sirve el “y bueno gracias”
Hablemos con precisión de ¿cómo terminar conversaciones y proyectos dejando una huella profunda? Y para hacerlo bien, empecemos por la honestidad, son pocos los espacios de comunicación que cierran de la manera correcta.
Esto puede ocurrir porque estamos cansados, agotamos todo antes, estamos tratando de alargar algo que ya no estira o posiblemente puede ser un tema de verlo poco relevante.
Por eso si te vas a situaciones recientes y miras los espacios que has tenido en donde eres protagonista o lo son otros y te encuentras con: gracias, muchas gracias, eso es todo, y bueno gracias y muchas otras versiones que dejan más vacíos que huellas en la memoria que se requiere para que alguien pase a la acción con las ideas.
Pero qué pensarías si te digo que…
Cerrar la conversación es realmente importante
Piensa en una presentación que deja sin palabras, una conversación que despierta ideas, un proyecto que parecía imparable… y, sin embargo, la última milla se siente débil, dispersa o sin rumbo. ¿Cuántas veces una gran oportunidad ha perdido su impacto por un cierre sin fuerza?
Lo he visto en reuniones estratégicas, en discursos, en negociaciones y hasta en despedidas personales. Nos enfocamos en cómo iniciar, en la estructura del mensaje, pero olvidamos que el final es lo que las personas recuerdan y que tiene un peso muy alto en el eco que dejamos.
En Think & Talk, he trabajado con líderes que han tirado oportunidades, con equipos que han quedado sin dirección y con empresas que han sacrificado clientes… no por lo que dijeron, sino por cómo lo cerraron.
Inspirada en lo que ellos me han enseñado te comparto este artículo, que en realidad es un recorrido para que aprendas a finalizar con impacto. Puedes hacer que tu idea no solo se escuche, sino que se queda, resuene y transforme.
Veamos el poder del cierre
Piensa en la última vez que alguien te dejó sin palabras. ¿Qué fue lo que hizo que ese momento se quedara en tu mente? Es probable que no fuera solo lo que dijo, sino cómo terminó su ejercicio de comunicación, la sensación con la que te dejó, esa es la diferencia entre ser olvidado y quedar en la memoria.
Daniel Kahneman, psicólogo y premio Nobel, lo explica con claridad en su teoría de la regla Peak-End : “ La memoria humana está profundamente influenciada por los momentos pico y el final de una experiencia”. Esto significa que un buen cierre no es solo eso, es una declaración estratégica.
Veamos un ejemplo real: En un evento corporativo, un líder brillante dio una presentación impecable sobre el futuro de su industria. Sin embargo, al terminar, simplemente dijo: "Bueno, eso era todo, gracias por su tiempo". ¿Resultado? Aplausos moderados, preguntas dispersas, impacto efímero. En contraste, otro orador cerró con una historia personal, una pregunta abierta y un llamado a la acción clara. Su propuesta quedó en la mente de todos mucho después del evento.
Te propongo pasar a la práctica de inmediato con este ejercicio: Piensa en una conversación o presentación reciente:
¿Cómo la cerraste?
¿Crees que tu mensaje final reflejó lo que querías?
Los cierres que se desvanecen se pueden evitar
Ya te compartí por qué son relevantes ya eso le sumo que son la oportunidad definitiva para fijar en la mente de otros lo que ha dicho. No importa lo brillante que haya sido la conversación si tu última frase es difusa, fría o irrelevante. Un mal cierre no solo diluye el impacto de tu idea, deja abierta la puerta a interpretaciones erradas o incluso al olvido.
Vamos a entender juntos algunos de los errores más comunes y sus riesgos:
Cerrar sin dirección
Riesgo: La audiencia se queda sin un mensaje claro, sin saber exactamente qué era lo importante. Cuando un cierre no está alineado con el propósito de la conversación, la idea principal se pierde y se genera una desconexión. Imagina que un líder presenta una estrategia de cambio organizacional con fuerza y, al final, concluye con un simple "Bueno, veremos cómo nos va". Todo el impacto se desvanece en la incertidumbre.
Solución: Revisa: ¿Cuál es la idea clave que quiero que recuerden? Escríbela antes de cualquier conversación importante y asegúrate de que sea lo último que digas.
Cerrar sin emoción
Riesgo: No hay conexión de género. Una presentación cargada de información puede ser útil, pero si al final no provoca una reacción emocional, tu mensaje pierde fuerza. Recuerda que la emoción es el pegamento de la memoria. Un cierre frío, sin intención, sin energía, hace que lo dicho se pierda en la indiferencia. Piensa en un docente que explica un concepto innovador y, al terminar, dice "Eso es todo". Sin énfasis, sin intención, sin inspiración. ¿Qué queda? Nada.
Solución: Defina qué emoción vas a provocar en el cierre. ¿Inspiración? ¿Urgencia? ¿Confianza? Si no hay emoción en lo que dice, no habrá impacto en quien escuche.
Cerrar sin acción
Riesgo: Un mensaje sin acción es un mensaje sin continuidad. Si tu audiencia no sabe qué hacer después de escucharte, tu propuesta muere en el momento. Piensa en una presentación de ventas en la que el orador explica todas las ventajas de su producto, pero nunca invita al cliente a dar el siguiente paso. ¿Qué sucede? La oportunidad se pierde.
Solución: Deja siempre un planteamiento claro de lo que tu audiencia puede hacer con lo que le estás compartiendo. Un cierre poderoso debe responder la pregunta: ¿Y ahora qué? Puede ser una invitación concreta ( “Aplica esto en tu siguiente conversación” ), una reflexión ( “Piensa en esto en tu siguiente proyecto” ), o un potencial acuerdo ( “Nos vemos en la próxima sesión para llevar esto a la práctica” ).
Es el momento de verte, piensa en tus últimos cierres, por un momento cierra los ojos y activa una memoria detallada para que puedas analizar si:
¿Están vagos?
¿Qué importa la emoción?
¿No genera accion?
Piensa en una conversación que hayas tenido esta semana y reconstruye mentalmente cómo terminaste. Si te das cuenta de que tu cierre fue débil, reformúlalo ahora mismo y visualiza cómo podrías haberlo mejorado.
Los cierres más que una herramienta de comunicación, son un reflejo de cómo queremos ser grabados . Cuando cierras con intención, aseguras que tu mensaje no solo sea escuchado, sino que deja una huella que continúa resonando mucho después de que hayas terminado de hablar.
¿Qué tienen que ver la memoria y la ConCiencia de comunicación?
Es posible que la respuesta ya la tengas por todo lo que te he compartido antes pero para no correr el riesgo prefiero sonar reiterativa, hablar no es lo mismo que comunicar. Un cierre que transforma es aquel que, más allá de ser lógico, resuena en quien lo escucha, deja una imagen mental o una sensación que permanece. No se trata solo de decir lo correcto, sino de decirlo con intención, con autenticidad y con una estrategia que logre trascender.
Volvamos a los ejemplos que tanto nos enseñan: En este caso un ejecutivo debía cerrar un proyecto complejo con su equipo. Hasta ese momento, su enfoque había sido técnico y racional, lleno de datos y estadísticas y el resultado poco ecológico, conexión e iniciativa de la audiencia de conectar con su idea.
Un reto que detona en una conversación con nosotros y que después de ver varios detalles y profundizar nos mostró que buena parte del desafío estaba en el valor que estaba dando al cierre, nos pusimos la misión de replantear su cierre, diseñamos un mensaje simple y visual y efectivamente todo cambiado. Luego de desarrollar toda su conversación en lugar de listar objetivos cumplidos y tareas, como lo hacía habitualmente dijo: "Hoy no cerramos un proyecto, abrimos una nueva manera de trabajar juntos. ¿Cómo queremos recordarnos dentro de un año?" El equipo no solo lo escuchó, lo sintió, porque él también lo vivió.
Te propongo que en una siguiente oportunidad de comunicación, antes de hacer el próximo cierre, pienses en la imagen o sensación esperas dejar. ¿Cómo quieres que te recuerden?
Hay cierres de cierres
Hay muchas formas de llegar al final de una conversación o presentación, pero quienes medimos hemos encontrado la diferencia que hay en términos de impacto y atención entre unas y otras. Te comparto tres tipos de cierre basados en la Conciencia de Comunicación :
Amamos las preguntas reflexivas Son la mejor manera de invitar a la audiencia a seguir pensando después de que termines de hablar.
Quiero que lo vivas, lo veas y lo evalúes para que aprendas mejor, te propongo revisar estas tres charlas, las encuentras en google:
- "Preguntas para pensar" de Melina Furman (TEDx Río de la plata)
- "El regalo y el poder del coraje emocional" por Susan David (TED)
- “El arte de pensar” de José Carlos Ruíz (BBVA Aprendemos Juntos)
Y que analiza el poder que tiene la habilidad de saber manejar este recurso, no solo al cierre sino en el momento oportuno de cualquier ejercicio de comunicación.
Aunque suene una frase común, una imagen sí vale más…
Pero en este caso no tiene que ser una foto o un vídeo, te hablo de usar una metáfora, un objeto o una imagen mental para reforzar el mensaje. No te quiero llenar de tareas, así que te doy un ejemplo: “Un cierre no es un punto final, es un signo de interrogación abierto. ¿Cuál será tu siguiente paso?”
Te puedes animar a buscar esta característica en los ejercicios de tu cotidianidad y ver quién lo hace muy bien. Ya te lo he dicho - La observación con los cinco sentidos y con los filtros correctos, es el mejor camino de aprendizaje-
Nada tan poderoso como un compromiso
Anímate a invitar a la acción con una frase que marque el camino, pero cuidado no es - Ahorremos agua - o - Salvemos el planeta-. Tiene que ser clara, contundente y así suene raro accionable de inmediato.
Vamos con el ejercicio analiza en dónde sería oportuno para ti concluir con una frase como: “Lo dicho aquí solo tiene sentido si lo aplicamos. ¿Qué vas a hacer con esto hoy?”
Prueba estos cierres en tus reuniones y observa cuál género mayor impacto.
¿Será que si aplicamos lo que predicamos?
Júzgalo tu, si este artículo terminara con un "espero que te haya servido", lo olvidarías en minutos. Pero no quiero que esto acabe aquí. Quiero que pienses en el próximo cierre que tengas que hacer. Puede ser en una conversación, en una reunión, en un correo electrónico importante. Lo que mar.
Distensión ahora mismo y escríbelo. ¿Cómo vas a cerrar? ¿Qué emoción deja? ¿Qué movimiento quieres provocar? Si no lo tienes claro, vuelve a leer. Porque al final, lo que realmente importa no es lo que decimos, sino lo que hacemos con ello.
La próxima vez que finalice un espacio, hazlo con intención. Porque cada cierre puede ser el inicio de algo mucho más grande.
Un abrazo
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