CUENTO #1 : Cuentos que, aunque parecen, no son cuentos
Jul 31, 2025Capítulo 1: El CEO que se vistió de ego
Lideraba con fuerza… pero nadie lo seguía.
Nunca gritaba, no se enojaba frente al equipo, sabía usar las palabras con precisión quirúrgica. Sin embargo, nadie quería estar en su reunión.
Su nombre no importa, el de su empresa tampoco, solo te puedo decir que estaba en un momento de crecimiento acelerado.
Brillante, sí, carismático, también, pero algo en su voz sonaba siempre a “yo ya lo sé”, y lo que “ya se sabe” no se conversa, desafortunadamente se impone.
Nos empezábamos a conocer apenas y en ese primer espacio me dijo, casi con orgullo: “Yo no necesito feedback, ya sé cuándo hago las cosas bien”. Como puedes intuir ahí supe que el problema no era su comunicación, era el miedo vestido de ego maquillado de liderazgo, una terrible y peligrosa combinación.
La historia real (aunque suene una ficción)
Esta persona preparaba cada presentación como si fuera su debut en TED y así llegó a nosotros, a Think & Talk, con la habitual frase que golpea nuestra puerta “quiero que me vuelvas conferencista TED”, una aproximación que me inquieta siempre.
En efecto, en cada presentación, junta, asamblea y hasta en los espacios internos su guión era perfecto. Las cifras, apabullantes; la oratoria, impecable, casi de guión, resultado de mil entrenamientos de voz y uno que otro de manejo de crisis, más cursos por montones de Public Speaking en Wharton- , Storytelling en Harvard, PNL y Elevator pitch en bla, bla y muchos más; Sin embargo, cada vez que hablaba el público de turno callaba.
(Es tu momento de emplear la intuición, el silencio sepulcral era por respeto, por miedo, por costumbre o ¿por qué?)
Eso lo confundía, no entendía por qué tanto cuidado y perfección no tenían el aplauso masivo de pie que esperaba, ni las lágrimas o sonrisas que soñaba.
—“¿Por qué nadie dice nada?”
—“¿Les quedó todo claro?”
—Silencio.
Y como siempre te debo advertir que si ya estás juzgando a la persona te equivocas porque tu puedes estar cometiendo algunos de sus errores sin darte cuenta, así que si es así, detente, ve por otro café y regresa con la disposición de aprender, no de evaluar o calificar. Yo de acá no me voy a ir, así que tomate tu tiempo.
Esta persona quería creer que la admiraban, pero la dura realidad era que la esquivaban. No porque fuera déspota, sino porque había olvidado preguntar, escuchar, abrirse. Se había puesto un traje imaginario de CEO tan ajustado, que ya no podía respirar otra opinión que no fuera la suya.
El ego puede ser como un espejo sucio.
Nietzsche hablaba de la voluntad de poder como impulso humano y quien protagoniza esta historia lo tenía todo excepto una cosa: conexión.
Cuando el ego lidera, todo lo que miras está distorsionado:
- Ves competencia donde hay cooperación.
- Ves amenaza donde hay crítica constructiva.
- Y ves admiración… donde solo hay silencio.
Liderar desde el ego es como hablar frente a un espejo empañado: solo te ves a ti mismo a medias, pero crees que estás mirando a los demás.
Reflexiones que se quedan
Esta persona no necesitaba dejar de ser ambiciosa, solo debía hacerse preguntas incómodas .
Como estas:
- ¿Estoy liderando para ser escuchado o para abrir conversación?
- ¿Cuándo fue la última vez que alguien me contradijo sin miedo?
- ¿Qué tanto espacio dejo para que otros piensen diferente a mí?
Es el momento de un ejercicio breve para arreglar el espejo.
Hoy pregúntate:
¿Qué parte de tu discurso está hecha para ser aplaudida… y cuál para ser compartida?
Y si puedes, haz esta pregunta en tu próxima reunión: “¿Qué no estoy viendo desde donde estoy parado?”
Y escucha sin responder o defenderte, solo escucha. Al igual que esta persona aún está a tiempo. Pero primero tendrás que desvestirte, soltar el título, el guión y la idea de demostrar que sabes, si lo haces bien, empiezas a liderar desde el ser, no desde el personaje.
¿Te reconociste en alguna parte del cuento?
Este espacio no es para juzgarte, es para que nos cuestionemos juntos.
Me encanta leerte, puedes contestar en alguno de mis canales con tus reflexiones y me comprometo a darte una respuesta.
Y guarda tus reflexiones en un lugar seguro para cuando te toque limpiar tu espejo, a mi me sirve limpiar el mío con frecuencia y con las herramientas correctas, lo que te comparto aquí es una parte de ese kit de instrumentos.
Un abrazo
Paula