¿Quiénes son los que realmente se ponen la camiseta ?

Jun 17, 2020

 

Ya llevamos un par de meses viviendo una presión que nunca nos imaginamos, una situación que a la mayoría no sólo nos ha despertado la ansiedad, también la constante sensación de incertidumbre puede llegar a sacar lo peor de nosotros, pero hemos revisado ¿Qué impacto ha tenido esto en quienes nos rodean?

¿Nos hemos tomado el tiempo de salir de nuestros zapatos, de dejar que nuestra cabeza se desconecte un rato de las preocupaciones probablemente económicas, de salud, etc, y de ese mundo en donde dejamos a los nuestros de lado? 

Pues precisamente buscando un poco de inspiración y de nuevos aíres me encontré con esta maravillosa frase de Miranda Kerr “I think for any relationship to be successful, there needs to be loving communication, appreciation, and understanding.” que me puso no sólo a pensar sino a desarrollar un par de herramientas para apoyar nuestras relaciones personales en este momento tan crítico, en donde tenemos que hacer más que nunca un acto real de conciencia que nos permita ver que lo único por lo que debemos preocuparnos es por nuestros seres queridos. 

Es el momento de ver a los ojos a esas personas que nos apoyan de manera incansable, que no dicen que no a ninguna de las locuras que se nos ocurren, que de hecho hacen fuerza para que nuestros sueños por más fantasiosos que sean se hagan realidad. 

Ahora más que nunca, es nuestro turno de devolver un poco de todo eso que recibimos todos los días, de evitar incrementar las cifras de divorcios, y como ven no me da ningún miedo ser así de romántica, porque creo que una relación se puede transformar gracias a la comunicación y he visto en efecto como esto ocurre.

Créanme, nada nos cuesta, les garantizo que si lo hacemos bien sin duda es más lo que vamos a ganar que lo que podemos perder, así que sólo les propongo empezar:

El primer paso son un par de preguntas, que como en todo, dependen de la honestidad y profundidad de la respuesta que está 100% en manos de cada quien:

  • ¿Qué tan consientes somos de nuestro actual estado emocional?
  • ¿Hemos visto si esta situación ha generado desacuerdos, tensiones o malos entendidos?
    Y acá es importante ver con lupa porque puede que se hayan disfrazado de conversaciones o problemas asociados a temas externos y que en realidad provengan de nuestro bajo umbral de tolerancia, de nuestra ansiedad, por qué no de nuestra dificultad de afrontar y hablar con la verdad, o de evidenciar nuestro miedo e incertidumbre. 
  • ¿Qué tantos espacios amorosos y comprensivos, como dice la frase que mencioné hace un rato, estamos generando con los nuestros?
  • ¿Nos estamos poniendo realmente en los zapatos de los demás?

Hoy por ejemplo mi hijo del medio se acercó a mi en la noche, y con total preocupación me dijo que le inquietaba que trabajara hasta tan tarde, esto lo hizo después de buscar mil excusas para alejarme del computador, invitaciones a juegos, solicitudes de ayuda para hacer algo que él puede hacer completamente, hasta una falsa picadura de un insecto, y como no es la primera vez que lo hace durante esta coyuntura, realmente entendí que es una preocupación, que él nunca me había tenido en casa tanto tiempo pero tampoco me había visto en las largas jornadas de trabajo. Entendí su inquietud y también evidencié que mi error era evaluar antes ese tipo de aproximaciones como una distracción y no como lo que realmente es un llamado de atención para que los dos podamos conversar y comprender lo que ocurre, construir acuerdos y desde luego darle a él la solución y la tranquilidad que está pidiendo. 

Nuestras vías de desahogo de todo lo que nos ocurre están en nuestra casa e impactan a las personas que más queremos. Y precisamente por esto durante todos estos días no podemos olvidar que somos pareja, que somos papás y mamás, que somos hij@s, herman@s, niet@s, en fin, que nuestra comunidad natural es nuestra familia y que no se pueden volver nuestras peras de boxeo y mucho menos podemos acabar con lo que por años hemos construido. 

Es el momento de priorizar, de cuidar y de alimentar, sin importar si ya nuestra comunidad está saliendo de la pandemia, si estamos entrando de nuevo o si aún estamos en distanciamiento social. Está claro que no podemos salir con todo destruido. 

El segundo paso es dar prioridad a lo primordial, a las acciones simples, a compartir y si es necesario a reparar y ¿cómo?  

  • Creando espacios sencillos que permitan volver a conversar, a compartir y sobretodo a disfrutar. Para esto no se necesita ni el exterior ni cosas sofisticadas, sólo se requiere la mejor intención acompañada de la toma de iniciativa. 
  • Activando la capacidad de escucha, pero la de verdad, no la de “ya viene mi pareja con cantaleta otra vez”. Esa que nos permite oír lo que la otra persona no quiere o puede decir. 
  • Cuidando el trato, esto quiere decir revisando las palabras, las emociones y las acciones, antes de que sea demasiado tarde porque una vez que salen e impactan en el otro ya no hay reversa y si puede haber mucho dolor o al menos malestar. 

La tarea es de todos y la ConCiencia de Comunicación es el recurso para que después no lamentemos las relaciones rotas, no es el momento de perder más. Es la hora de fortalecer lo esencial y de cuidar a las personas que nos rodean. 

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