Este es el lugar en el que comienzan todos los procesos de comunicación, pero en nuestra mente también están nuestros miedos y barreras personales… los grandes enemigos de la mejor versión que tenemos de nosotros mismos.

Por esta razón quiero aprovechar este eje para desvirtuar mitos e inventos comerciales que opacan nuestras verdaderas habilidades; como esta pésima interpretación de una medición hecha por Albert Mehrabian que asigna pesos porcentuales a los componentes de la comunicación y que nos ha conducido a pensar que la corporalidad es lo más relevante a la hora de transmitir las ideas.
Para resolverlo de raíz te invito a hacerte esta pregunta:
¿Si no tengo algo que comunicar - idea - postura - emoción … - mi cuerpo avanza y se encarga? la respuesta es no.
El valor del lenguaje gestual no puede cuantificarse a pesar de su importancia.
Si buscamos transmitir una idea puntual, por más dinámica y atractiva que sea la corporalidad, de nada servirá si no está claro lo que se va a decir.
Esta es la razón por la que este es el eje fundamental, su buena estructura puede hacer que todo lo demás se perdone y para entenderlo y administrarlo te invito a observar tu mente, a entender tus procesos cognitivos, a ver la manera en la que organizas la información y defines eso qué quieres, puedes y debe comunicar.